viernes, agosto 29, 2008

El efecto Lucifer

¿Te consideras una buena persona, una persona incapaz de hacer sufrir a un semejante? ¿Eres una persona ética?

Si la respuesta es un sí rotundo, te sugiero que te leas El Efecto Lucifer. El porqué de la maldad, del profesor Philip G. Zimbardo.

El profesor Zimbardo es profesor emérito de psicología en la Universidad de Stanford y fue hasta hace poco presidente de la Asociación Americana de Psicológica (American Psychological Association). Entre sus trabajos destaca el que tuvo más impacto mediático, el Experimento de la Prisión de Standford, que comentaré en el próximo apartado, aunque igualmente destacable fue su implicación como perito en el juicio contra las torturas acaecidas en la funesta prisión de Abu Ghraib.

 

La tesis central del libro es que no se puede contestar categóricamente a la pregunta que os hacía al principio, y nos pide con ello que nos demos el beneficio de la duda y estudiemos qué habríamos hecho en dos de las situaciones que estudia el libro.

http://www.skeptic.com/eskeptic/07-04-04images/Stanford_Prison.jpgLa primera de ella fue el conocido Experimento de la Prisión de Stanford (EPS). Zimbardo estaba muy interesado en estudiar las dinámicas psicológicas que se dan en un entorno carcelario. La idea básica, descrita en la primera parte del libro, era adecuar uno de los sotanos de la Facultad de Psicología como si fuera una prisión real, seleccionar un conjunto de estudiantes mentalmente sanos, asignarles aleatoriamente el papel de preso o carcelero, y observar su evolución. El plazo inicial dado al estudio fue de dos semanas, durante las cuales la misión de los carceleros era controlar a los presos, sin maltratos físicos, como se les hizo explícito.

http://thesituationist.files.wordpress.com/2007/03/stanford-prison-experiment-2.JPGEl experimento tuvo que ser suspendido cuando tan sólo habían transcurrido seis días, después de que las cosas se desmadraran. Los carceleros se ensañaron con los presos con insultos, maltratos psicológicos, castigos arbitrarios y degradaciones de índole sexual. La actitud de los presos cubrían un amplio abanico de comportamientos, desde la sumisión hasta la rebeldía. Recordad que todos eran alumnos mentalmente sanos; afortunadamente para ellos, dicha sanidad y la corta duración de la experiencia no supuso daños psicológicos permanentes. La transcripción día a día de lo ocurrido en el experimento es a la vez asombrosa y aterradora.

http://images.usatoday.com/news/_photos/2004/08/23/frederick.jpgCasi por casualidad, el profesor Zimbardo se vio envuelto como perito de la defensa en el juicio contra el sargento Ivan "Chip" Frederick, el que fuera responsable de la gestión de la prisión de Abu Ghraib, bajo las órdenes del general de brigada Janis Karpinski. En la segunda parte del libro intenta transmitir, así como hizo en el juicio, y utilizando como argumento su experiencia en el EPS, lo que es una de sus aportaciones más importantes a la psicología social: que la conducta de una persona no depende únicamente de factores disposicionales (los aspectos personales que inclinan a un individuo a actuar con maldad o con bondad), sino que también deben considerarse los factores situacionales (es decir, el contexto en el que se ve inmerso una persona) y más allá, los factores sistémicos (el sistema que favorece la aparición de dichas situaciones). Aunque no niega la responsabilidad personal en el comportamiento del sargento Frederick, sí defiende que dichos factores situacionales y sistémicos deberían pesar como atenuadores de la que fue su condena.

A continuación, el autor se involucra políticamente, de forma coherente con su forma de pensar y su experiencia, y asume el papel de fiscal para acusar, no ya sólo a la escala de mando que permitió las torturas ocurridas en la prisión irakí (los oficiales que ignoraron lo que ocurría e hicieron oídos sordos a los informes del sargento y que conformarían lo que se ha llamado "la situación"), sino que va más allá y acusa directamente a los factores sistémicos, encarnados esta vez en el ex-director de la CIA, George Tenet, el ex-secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el vicepresidente Dick Cheney y hasta el mismísimo presidente de los Estados Unidos, George W. Bush.

http://www.uweb.ucsb.edu/~lain/ghandi2.jpgA pesar del tono pesimista que te invade al leer este libro, la última parte transmite un mensaje positivo en dos facetas. La primera de ellas es un elogio a la heroicidad, al comportamiento más allá de lo esperado, de la gente normal en situaciones y sistemas que dan origen a la maldad. El segundo mensaje positivo es que llegar a ser consciente de los factores situacionales y sistémicos, y de la forma en la que afectan a nuestro comportamiento, pueden ayudarnos a luchar contra ellos. Para ello, ofrece una serie de breves consejos, que se amplían en la página web del libro, http://www.lucifereffect.com.

 

A pesar de la contundencia de sus más de 600 páginas, el libro te atrapa desde el principio, y te deja a la vez desconcertado y horrorizado por lo que en él se muestra. Como dije, describe por primera vez en detalle el Experimento de la Prisión de Standford, junto con otros experimentos también famosos como el de la Obediencia Ciega a la Autoridad, de Milgram (en YouTube podéis encontrar una película francesa que describe fielmente y con todo detalle el experimento, y un fragmento del programa Redes sobre el mismo tema), o el de la profesora Jane Elliot y sus ojos azules vs. ojos marrones, impactante porque los implicados fueron niños.

La lectura de las dos primeras partes me ha resultado devastadora, y me ha dejado un sabor amargo, cierto pesimismo y la desazón de quien cree ciertas ideas y se ve enfrentado por las pruebas de lo contrario. ¿Somos buenos por naturaleza? ¿Llevamos la maldad en nosotros? ¿Será acaso que albergamos simultáneamente ambos embriones, esperando la circunstancia adecuada para brotar?

Y a pesar de todo, agradezco encontrar inspiradora la última parte del libro, la pequeña llama de la esperanza en la raza humana, capaz de lo indecible y de lo admirable. ¿No creéis que hacen falta más héroes? ¿Más ejemplos de esa lucha? ¿Cuántos de nosotros darían la voz de alarma en Abu Ghraib, como hizo Joe Darby, a pesar de las consecuencias que tuvo para él? ¿Cuántos se arriesgarían a salvar vidas como hizo en su momento Oskar Schindler? No eran personas ni mejores ni peores que nosotros, pero actuaron en función de unos principios profundamente aceptados, en contra de una situación brutal, y a pesar de las consecuencias. Por otro lado, también podemos ser héroes en el día a día, con pequeñas batallas contra lo injusto, lo indignante, y en definitiva, contra lo malvado. La decisión, como tantas otras veces, es nuestra...

 

Enlace | Página del profesor Zimbardo
Enlace | El profesor Zimbardo en Wikipedia
Enlace | Sitio web del libro
Enlace | Página web del EPS
Enlace | American Psychological Association

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