lunes, septiembre 08, 2008

El buen entendedor

Leyendo "El Discreto" de Baltasar Gracián es muy difícil resistirse a la tentación de no transcribir aquí todo cuanto dice, porque

[...] la cultura de su estilo y la sutileza de sus conceptos se unen con engarce tan relevante, que necesita la atención de sus cuidadosos reparos para aprovecharse de su doctrina.

Aprobación,
Del doctor Juan Francisco Andrés

Tarea, por otro lado, inútil porque ya está hecha.

Baltasar-Gracian Sin embargo, hay fragmentos tan densos en enseñanzas que merecen la pena ser repetidos, porque hace falta mucho tiempo y mucha reflexión sobre ellos para exprimir toda su sabiduría, lo que hace que este libro pertenezca a la clase quevediana de esos "libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga".

Este que traigo es un fragmento perteneciente al realce VIII, llamado "El buen entendedor", un diálogo entre el doctor Juan Francisco Andrés y el autor. Por más que lo leo, siempre me parece que hay algo que se queda entre sus letras y que no llega a calarme. Seguiré leyéndolo con más atención. Me lo apunto aquí, además, para tenerlo disponible...

DOCTOR.- Muy dificultoso es darse uno por entendido en puntos de censura y de desengaño, porque se cree mal aquello que no se desea. No es menester mucha elocuencia para persuadirnos lo que nos está bien, y toda la [elocuencia] de Demóstenes no basta para lo que nos está mal.

AUTOR.- Poco es ya el entender, menester es a veces adivinar, que hay hombres que sellan el corazón y se les podrecen [pudren] las cosas en el pecho.

DOCTOR.- Hacer entonces lo que el diestro físico [médico], que toma el pulso en el mismo aliento; así, el atento metafísico, en el aire de la boca ha de penetrar el interior.

AUTOR.- El saber nunca daña.

DOCTOR.- Pero tal vez da pena, y así como previene la cordura el qué dirán, la sagacidad ha de observar el qué dijeron. Saltea insidiosa esfinge el camino de la vida, y el que no es entendido es perdido. Enigma es, y dificultoso, esto del conocerse un hombre; sólo un Edipo discurre [Edipo descifró el enigma de la esfinge], y, aun ése, con soplos auxiliares [de la diosa Minerva].

AUTOR.- No hay cosa más fácil que el conocimiento ajeno.

DOCTOR.- Ni más dificultosa que el propio.

AUTOR.- No hay simple que no sea malicioso.

DOCTOR.- Y que, siendo sencillo para sus faltas, no sea doblado para las ajenas.

AUTOR.- Las motas percibe en los ojos del vecino.

DOCTOR.- Y las vigas no divisa en los propios.

AUTOR.- El primer paso del saber es saberse.

DOCTOR.- Ni puede ser entendido el que no es entendedor. Pero ese aforismo de conocerse a sí mismo presto es dicho y tarde es hecho.

AUTOR.- Por encargarlo fue uno contado entre los siete sabios [se refiere a Quilón y su "nosce te ipsum"].

DOCTOR.- Por cumplirlo, ninguno hasta hoy. Cuanto más saben algunos de los otros, de sí saben menos; y el necio más sabe de la casa ajena que de la suya; que ya hasta los refranes andan al revés. Discurren mucho algunos en lo que nada les importa, y nada en lo que mucho les convendría.

AUTOR.- ¿Que hay ocupación peor aún que el ocio?

DOCTOR.- Sí, la inútil curiosidad.

AUTOR.- ¡Oh, cuidados de los hombres! ¡Y cuánto hay en las cosas sin sustancia!

DOCTOR.- Hase de distinguir también entre lo detenido de un recatado y lo desatentado de un fácil; exageran unos, disminuyen otros; discierna, pues, el atento entendedor, que a tantos han condenado las credulidades como las incredulidades.

AUTOR.- Por eso dijeron sabiamente los bárbaros escitas al joven Peleo [Alejandro Magno] que son los hombres ríos: lo que aquéllos corren se van deteniendo éstos, y comúnmente tienen más de fondo los que mayor sosiego, y llevan más agua los que menos ruido.

Aunque inicialmente cuesta su lectura —y hacerse a su lenguaje y su peculiar forma de expresar las ideas hace que releas una y otra vez una frase sola hasta que, casi sin quererlo, el significado brota claro— merece la pena el esfuerzo. Cuesta creer que el siglo XVI hubiera libros de autoayuda, vendidos los de ahora como si tuvieran en ellos el último destilado de entendimiento. Cerca de cuatrocientos años los observan.

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