miércoles, abril 23, 2008

¡Dios mio! ¡Está lleno de...!

Leyendo por ahí el blog de Enrique Dans, me encontré con un post en el que comenta el “Efecto Mar Muerto”, según el cual, a medida que pasa el tiempo, los buenos profesionales van abandonando los departamentos de tecnología, y lo que va quedando es el residuo de aquellos que no quieren o no pueden irse. La situación empeora con el tiempo, porque con el aumento de “salinidad”, también empeoran las condiciones de trabajo… Para citarle directamente:

Vía Slashdot, llego a esta dura entrada en el blog de Bruce Webster sobre el llamado “efecto Mar Muerto” en los departamentos de tecnología: como en el lago situado entre Israel y Jordania, los mejores profesionales “se evaporan” progresivamente al tener otras opciones mejores, y lo que permanece en el departamento es lo que Bruce denomina “el residuo”, las personas menos brillantes o con menor capacidad de moverse en el mercado, produciendo, como en el Mar Muerto, un incremento progresivo de la salinidad, en este caso una calidad global del departamento más baja.

Curiosa observación (el blog de Bruce Webster tiene otras reflexiones interesantes) y medio buena analogía (¿qué soy, agua que evapora o sal que precipita? ¡qué lío!).

Parafraseando a Dave Bowman en 2001, Una Odisea en el Espacio (wav), podríamos decir de algún departamento…

¡Dios mío! ¡Está lleno de sal...!

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