Leí en "Las preguntas de la vida", de Savater que pensar en la muerte tenía un curioso efecto. Cuanto más consciente se es de que uno va a morir, más consciente eres de que estás vivo, y te alegras por ello. Por el contrario, cuando eres consciente de estar vivo y te alegras de ello, el pensamiento de la muerte acude a ti casi de seguido...
Imagino que pasa algo parecido con la felicidad y la tristeza...
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