sábado, abril 26, 2008

Recuerdos

Se va, abandona poco a poco el horizonte, para ocultarse en el oscuro mar del olvido, hija pródiga del pasado que una vez vivió de futuro y hoy reposa como el presente que pudo ser.

Hielo, lanzas o plumas que me envuelven sin pudor a la vez en cálido recuerdo y en doloroso presente. Un nombre, un color, el recuerdo de una palabra, la presencia lejana de una imagen. Todo daña, y todo acaricia, y todo trae un pasado sin hojas en las que escribir.

Volver es recordar, y recordar es morir o revivir lo ya muerto, triste lápida de niebla en el cementerio de lo perdido. Quiere la espalda descargarse del agua dulce del río del tiempo y frente a un páramo yermo iniciar el camino que nunca termina, una vez más, buscando el horizonte que nunca llega y que siempre acaba. Nada queda sino dar el primer paso, avanzar, creyendo que se sabe dónde se va y perdida en la eterna encrucijada de la decisión, corazón palpitante que mueve nuestra sangre más vital.

Y recordar el río, subir con pies invisibles y ojos abiertos hasta su nacimiento, beber su agua, conocerlo de nuevo, vivirlo, sumergirse en las frías aguas que un día fueron maternales. Despertar a todos los ríos que nos alimentaron, que nos alimentan, limpiar las heridas.

Por fin, descansar.

M. Roca Salazar
La memoria de lo presente

(Otro descubrimiento, sorprendente como todos).

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