sábado, junio 21, 2008

Los dos extremos

"Ya pensé. Demasiado quizá. Es momento de pasar a la acción".

¡Qué grandes palabras! ¡Y qué vacías! ¡Y qué pobres! Nacieron ya muertas, no llegaron a llorar, apenas abrieron los ojos... Y dejaron de ser... Y si al menos hubieran sido una vez, quedaría de ellas su novedad, su unicidad, al menos serían por no ser otras, fugaces burbujas por encima del negro vacío, testigos de la nada. Pero ni siquiera eso. Fueron, son y serán. Nada las diferencia, todas pobres, todas muertas.

Mueren ellas, o muero yo. O muero porque mueren, y mueren conmigo.

[...]

Si apenas pudiera vislumbrar un camino, aunque apenas las lindes fueran visibles, si sólo un trazo, una pequeña señal, un algo después de otro, una flecha, un rastro, sólo eso... Y miro a mi alrededor y en todos sitios veo lo mismo o no veo nada. Y nada me indica, nada me dice. Ningún camino o cualquiera.

Todo detenido.

M. Roca Salazar,
De Génesis

2 comentarios:

Mar dijo...

Creo que tus palabras no mueren... No, para nada... Soy yo, esperaba a que te dieras cuenta "My Lady Gris" ¿Recuerdas una vieja radio y horas y horas de contarnos y reírnos? Qué alegría que por fin te decidieras... Mi casa es la tuya... Ya te contaré los detalles...

Mi más inmenso abrazo desde la distancia mi querido caballero.

Mar.

Wilsoke dijo...

Copio las palabras para verlas desde fuera, para recordarlas, e imagino que en último extremo para advertir su significado...

El caso es que intuía vuestro nombre, pero no conseguí asociarlo con Lady Gris... El reloj ha dado muchas vueltas desde entonces, y precisamente por eso, cómo olvidar aquel vetusto aparato musical que nos unió a tantos...

En todo caso, me alegro del reencuentro, milady. Como no podría ser de otra forma, la mía es vuestra igualmente.

Un fuerte abrazo...
Introspectre